Mi ser interior (continuación)

En el blog anterior comenté sobre mi ser interior y puse un ejemplo de cómo manejé una situación de estrés.

Algo que olvidé decir ante el episodio de estrés, es que no solamente entregué todo a mi ser superior, sino que también recordé una respiración que se caracteriza por ser brusca, constante, rápida y con un sonido gutural extraño que tendría que hacerlo para que supieran como es. Lo aprendí en mis retiros de silencio y meditación con la asociación internacional de El arte de vivir.

Entonces, cuando más era difícil estar en calma, me apoyé de esas respiraciones maravillosas que logran destrabar o quebrar bloques de pensamientos y emociones. Es como si se reiniciara tu cuerpo. No porque se apague, sino porque lo sacude. Al estar en meditación y completo silencio noto perfectamente la energía en mi cuerpo, y como estas respiraciones destraban, mueven y sacuden la energía. Vivir ese estrés conforme entregaba y respiraba, había momentos donde gritaba de la nada, me daban toques en el cuerpo y gemidos de sufrimiento o ganas de llorar. Todo como reacciones naturales que mi cuerpo necesitaba sacar. Fue algo muy curioso. Pero después de mis respiraciones y entregar, quedé super en paz. Y esta mañana he amanecido muy contenta y tranquila.

El día de hoy quiero compartir el tipo de peticiones que puedo hacer a mi ser interior. No porque exista algunas que no pueda pedir, yo puedo pedir lo que quiera, el tema es que habrá unas cosas que si proceden y otras que no. Saber la diferencia me ahorrara tiempo y dolor.

Todo consiste con ser congruente entre lo que pido y soy.

¿Qué soy?

Soy información, conciencia, energía, espíritu (como gusten llamarlo) viviendo una experiencia humana. Los atributos del ser son (que es lo que soy): amor, abundancia, paz, felicidad, libertad, completa e invulnerable.

Peticiones congruentes:

Cualquiera que se haga desde ese nivel de conciencia, es posible.

Peticiones incongruentes:

  • Que alguien me ame o me haga feliz.
    • Nadie puede darme lo que ya soy.
    • No hay nadie afuera. Todo son átomos vibrando a diferente frecuencia. Somos una misma conciencia y energía viviendo esta experiencia. Nadie puede darme nada. Si todo soy yo.
    • Por más que implore, es imposible llenar algo que ya está lleno y completo.
  • Tener algo que me llene (dinero, viajes, negocio, clientes)
    • Nada puede llenar un vacío inexistente. Soy completa en todos los sentidos y en todo momento.  
    • La única fuente de abundancia soy yo misma en unión con mi ser. Yo soy la única que puede llenar ese vacío con mi presencia y amor; y al hacerlo, la manifestación física sucede como consecuencia. Pero no al revés.
    • Afuera sólo son átomos vibrando que siguen a la conciencia de quien creo ser.
  • Querer saber la decisión correcta
    • Todo es perfecto tal y como es. No hay una decisión correcta, porque todo está sucediendo me guste o no.
    • En dado caso, la decisión correcta es.. que … suceda lo que suceda: lo acepto como una oportunidad para ser lo que soy: amor, paz, libertad, abundancia.
    • La felicidad no está en una decisión. La felicidad están saber que, decida lo que decida, yo tengo la capacidad de ser feliz en cualquier camino. Porque depende de mí, no de “la decisión”. La decisión no es nada. La decisión es solamente un pensamiento y ya. Lo que le da forma soy yo, en el camino elegido, momento a momento.
  • Claridad
    • No puedes pedir algo que ya está dado. La claridad y la paz siempre están ahí para mí. Si no la veo, no es porque no la tenga, sino porque olvidé dónde encontrarla.
    • Si creo que la claridad está afuera, seguiré perdida. Si creo que la claridad está en un hecho dado, una respuesta, un pensamiento, una emoción.. todo eso es tiempo perdido.
    • La claridad está en el fondo de mi interior. Si logro calmar la tempestad de mi mente, podré encontrarla. Pero mientras esté en la superficie del océano mental, donde las olas de pensamientos van y vienen, se fraccionan, se contradicen, se pendulean, etc.. pues ahí no está.
    • La claridad la encuentro cuando permito que suceda todo el torbellino, simplemente observándolo. Con plena confianza y tranquilidad sabiendo que nada de lo que veo o percibo soy yo. Yo soy la observadora, no lo observado. Al ser la observadora siempre estoy a salvo. Lo observado sucede como proyección de mis creencias nada más, está en mí, si creo que soy lo proyectado o el proyector. Soy la fuente de todo en unión con el todo, la observadora y el proyector. Así que la claridad la encontraré cuando me posicione en el lugar que realmente tengo: de observadora inmutable, eterna y en paz.

Hasta aquí no se me ocurre qué más he pedido. Con estos ejemplos, ya les compartí lo que he aprendido en cada caso.

No puedo pedir algo que ya soy, porque va en contra de la naturaleza de mi ser. Y como decía arriba: no es que no pueda pedirlo, si puedo y de hecho lo he pedido; el tema es saber que hay cosas que por más que implore, son imposibles de conceder. No puedo pedir llenar algo, que ya está lleno, hablando del vacío que he sentido.

Realmente todo viene de la confusión de nuestra mente.

Todo lo que deseo lo he encontrado cuando reconozco que ya lo tengo. Y que sólo debo decidir vivirlo aquí y ahora, para después manifestarlo.

Pero realmente sin necesitar verlo primero, simplemente lo vivo aquí y ahora, porque realmente es el único tiempo real que hay.

-Ariadna Salazar León