La elección

En el blog anterior te comenté que he comprendido que la mente es información que está en todos lados, al mismo tiempo. Yo tengo acceso a la mente o información gracias al cerebro (átomos vibrando en diferente frecuencia) traduciendo la información a pensamientos hacia mi conciencia. ¿Y qué son los átomos? Son información de la misma mente. ¿Y qué son los pensamientos? Simplemente información que llega a mi conciencia.

También comenté que todo cuanto veo (pensamientos o situaciones) son neutrales. Y existen para re-conocerme.

Yo soy información o espíritu. Mis atributos: amor, paz, libertad y abundancia. Cada que veo esto en un pensamiento o situación, siento paz. Pero si por el contrario, lo que veo es conflicto, no tendré paz.

La paz es la brújula que me lleva a mi verdad.

Siendo así, se puede decir que hay pensamientos dementes y no dementes. Los primeros se clasifican así porque me quitan la paz y los segundos porque me acercan a la verdad de quien soy, y por lo tanto siento paz.

Lo que determina si un pensamiento es demente o no, es la creencia que tengo de ellos. No por el pensamiento en sí mismo, sino por la elección que hago de ver conflicto o paz.

Un pensamiento es demente si al verlo elijo conflicto, y esto es así porque la única perjudicada soy yo misma. Atentar contra misma es un acto tonto o demente: nadie atentaría contra sí mismo en su sano juicio. Si atentamos contra nosotros es porque estamos confundidos y/o hemos olvidado cómo funciona todo.

Considerando el resumen del blog anterior, ahora quiero compartir un ejemplo.

Supongamos que estoy con alguien que no me genera emociones positivas, pero yo si quiero tener emociones positivas porque es un familiar importante. Quiero sentir positivo, pero siento negativo.

¿Cuántas veces queremos algo, pero hacemos otra cosa o sentimos otra cosa?

¿Qué hacer para lidiar con el conflicto? Corregir el error de percepción. Corregir la mente dividida.

¿Cómo?

Paso 1: Reconocer que el suceso o el pensamiento no es el problema.

En este caso es aceptar el hecho: esa persona por alguna razón no me genera emociones positivas. Si quiero, pero no es así. Si quiero, pero no es así, simplemente así está sucediendo.

Aceptar la emoción de rechazo, es decir, no sentirme mal por no tener emociones positivas, ni forzarme, ni culpar al familiar, ni generar juicios sobre mi o ese familiar. Sino simplemente así es, y así está sucediendo.

Paso 2: Indagar-cuestionar.

¿Por qué me quita la paz esta situación? Posiblemente la respuesta sea que “debería sentirme bien”. Pero pregúntate: ¿por qué debería?, ¿qué de malo tiene sentir una emoción negativa? Si está ocurriendo está bien. Mas bien, la pregunta correcta es: ¿qué me quiere mostrar esta emoción? y ¿qué significado le estoy dando?

Algo estoy viendo o interpretando de esa persona, que hace que no me sienta bien. No es él o ella, soy yo quien está viendo algo que no está ahí. Porque esa persona es neutra.

Recuerdo una ocasión que me pasó a mí y al hacerme la pregunta ¿qué me está mostrando esta situación? Me di cuenta como una parte de quería placer y otra no. Este conflicto interno lo estaba manifestando afuera al ver a la persona que quería placer y yo podía corresponderle en la misma medida. Entendí la lección y quedé con una paz, que me permitió pasar al siguiente paso.

Paso 3: Me perdono por ver esta situación o pensamiento de tal forma que me quita la paz.

A veces puedo entender la situación y a veces no, el tema es que eso que veo me quita la paz y por eso me perdono.

Regresando a mi ejemplo, al darme cuenta qué, lo que estaba viviendo, reflejaba mi conflicto interno, me perdoné por generar la situación incómoda, y también le agradecí porque gracias a lo sucedido pude darme cuenta de ese conflicto y solucionarlo en mí.

En ese momento mi solución fue así:

Ok..

Una parte de mi ansía el placer y la otra no. De esto me doy cuenta al estar en una situación donde veo que el de enfrente quiere placer y yo no.

La parte que no le dan ganas, se siente presionada a sentir el placer.

Pero…

Es que..

Que necesidad de que a fuerzas deba tener placer.

Si una parte de mi quiere: super bien. Bien por esa parte.

Y si la otra parte no quiere.. super bien también. Bien por esa otra parte también.

Respetar ambas partes que soy yo.

Ambas soy yo.

Reconocerme en el otro, sana la visión de separación. Al darme cuenta de que no es él, quien me presiona, sino yo misma quien se presiona. Ahora comprendo que cuando quiera placer está bien y cuando no quiera también está bien.

La persona que esté conmigo reflejará y aceptará esto. Aceptará mi persona, tanto si quiero, como si no quiero.

Todo comienza por mi, por mi propia aceptación de mi misma. De mis “no quiero” y mis “si quiero”.

Entonces agradezco la lección si es que logré verla, que en este casi si me aportó información valiosa sobre mí.

Paso 4: Entrego esta situación a mi ser superior para su corrección.

Este paso lo hago si siento necesario pedir apoyo para corregir mi visión o percepción de lo que veo.

  • Si pienso que lo que me hace daño es algo externo a mí, ahí pido apoyo para corregir esa creencia.
  • Si ya vi que soy yo quien está eligiendo el conflicto, pero no sé cómo dejar de elegirlo. Ahí también pido ayuda entregando la situación para su corrección.

Paso 5: Elijo diferente. Elijo ver paz en lugar de conflicto.

Si no tengo emociones positivas, está bien. No me peleo con ese hecho.

No lo entiendo, pero está bien.

O quizás si entendí y agradezco. El tema es que no puedo forzarme a sentir de x o y manera. Porque es ir en contra de lo que sucede.

Finalmente, no es la persona, sino yo. La persona refleja la relación que tengo conmigo.

Ya me perdoné en el paso 3, ya lo entregué en el paso 4, ahora toca elegir pensamientos amorosos sobre esa persona y sobre mí, sabiendo que esa persona sólo me muestra mi contenido mental.

Le agradezco porque gracias a él, puedo acceder a esa parte de mí.

Gracias. Entrego. Y elijo de nuevo.

Este proceso es mejor que estar triste por no sentir algo que quisiera sentir.

Quedarme atorada prestando atención a pensamientos como “debería sentir diferente” hace que los sostenga, mantenga y atraiga otros de la misma calidad.

En el ejemplo que acabo de platicarte, es entender que el de enfrente sólo me permite conocer mi contenido mental para corregirlo.

Corregir es: elegir la visión frente al pensamiento que llega, la emoción que siento, o situación que veo.

Aprender esta habilidad consciente permitirá que no importa que suceda afuera o que pensamientos me lleguen, finalmente ante ese hecho, yo decido verlo con amor y paz.

Reconociendo que lo que sucede es neutro. Y al ser neutro, es una oportunidad para elegir quién quiero ser frente a ese hecho.

Sólo así dejaré de pelearme con lo que sucede, para comenzar a decidir ser amor y paz. Y al ser una sola mente, dejar de apegarme a pensamientos dementes y soltar el significado doloroso, permitiré que los pensamientos fluyan y terminen por ser inocentes a mi vista. Inocentes y amorosos. Cuando esto ocurra habremos regresado a casa.

Comienza a definir qué quieres ser frente a tus pensamientos y acontecimientos. Cuando reconozco que el de enfrente soy yo, sano la separación.

Soy un pensamiento denso si creo que soy un cuerpo.

Lo que veo son pensamientos.

Aceptar que puedo ver de forma diferente lo que veo, es entregar el significado que le he dado a los pensamientos. Cuando quito mis juicios a los pensamientos y sucesos, se llenan del amor que soy.

Todo existe para elegir la visión que decida, y si me amo, entonces elegiré a mi favor: veré paz. Y en esa medida la manifestaré.

-Ariadna Salazar León