La decisión de ser feliz

El día de ayer tuve una experiencia que me recordó que la felicidad es una decisión donde la única responsable soy yo. ¿Cómo llegué a esa conclusión? A través de estos conceptos:

  • El que busca encuentra.
  • Si algo en mi vida me quita la paz, es que existe una creencia que debo corregir en mí.
  • Afuera es un espejo que me permite ver mi contenido mental.
  • Lo que doy recibo.
  • Lo que le aconsejo al de enfrente con fervor, realmente es para mí.
  • Lo que pienso del otro, habla de mí.

La vida, Dios, yo.. es lo mismo. Al ser una misma inteligencia y al ser AMOR, todo tiene el mismo propósito: reconocer el amor. Recordar el amor y la felicidad que soy. Todo me grita cuán amada soy, pero yo, por andar aturdida con mis pensamientos del pasado, no escucho. Por eso luego suceden situaciones que me sacuden para que YA VEA ¡por el amor de Dios! Que ya vea el amor de Dios.

Para entender las señales amorosas, es preciso que querer verlas. Es querer ver.

Si estoy dispuesta lo notaré y me ayudará en mi evolución. Porque hay dos opciones, quedarme atorada en la tormenta y hundirme más, o verla de otra manera para mi beneficio.

Esta mañana, por ejemplo.

En mi búsqueda de la felicidad. Si han seguido mis blogs, sabrán que llevo 5 días donde no me he sentido tan estable emocionalmente. Bien, luego no. Mal y luego bien. Creo encontrar la clave de la estabilidad emocional, y luego la pierdo. Entonces, ayer meditaba y me di cuenta que hay algo, que no sé qué es, pero que soy yo, quien está generando pensamientos o emociones que no me permiten ser feliz de manera constante. Hay algo en mí, lo noto perfecto. Lo veo y lo siento.

Al terminar mi meditación decidí tener una conversación conmigo la cual fue así:

-¿Qué pasa? ¿Por qué no simplemente disfrutas y ya?, ¿Que estás esperando?, ¿Que esperas Ariadna?, dime ¿Qué esperas?. Dímelo.

Ya sabes que el futuro no existe.Que eres todo. Que afuera es una ilusión.

-Es que no sé como quitarme esto que siento.

.. Entrégalo

-Ya lo entregué

.. Bueno, sigue contigo con fe y confianza.

Y así quedó. Llegó la hora de despertar a mi hija para ir a la escuela. Comencé a realizar todas las actividades que me corresponden como mamá, como prepararle el lonche, ponerle el agua para que se vaya calentando en lo que se despierta, ponerle dinero en la bolsita que cuelga de su mochila, etc.

Cuando llegué a la última actividad, recordé que no tenía cambio en la cartera que uso normalmente, pero ya cambiada Naty, ella me acompañó a buscar en otros dos lugares donde tengo dinero y con esfuerzos logré reunir 60 pesos.

Llegamos a la mochila juntas, abrí su bolsita y ¿qué creen?… ahí tenía bastante dinero. Saqué el dinero y se lo di para que lo ahorrara en su cuarto, pues tiene un proyecto que desea y ha sido difícil su espera para juntar el monto requerido. Nada más que, tuve la idea de cambiar unas monedas por otras para que no trajera tanto cambio en su mochila y al ver esto Natalia dijo: “no mamá, ese dinero es para mi pulsera”. Y yo le dije que estaba bien, que se lo llevara a su cuarto. Y me volvió a decir: “no mamá, ese dinero que estas guardando también es para la pulsera”. A lo que respondí que hoy no tenía lonche, así que tendría que gastar el dinero que le ponía hoy. Ella molesta y con berrinche comenzó a cuestionar, que porqué tenía que ser así, que ahora iba a tardar más tiempo. Que seguro le estaba dejando menos dinero para ahorrar. Y yo en mi afán de calmarla, me enojaba más pues ella seguía en el drama.

Entre la discusión y la plática, terminé más molesta porque ya era tarde. Después de todo el show, las dos molestas por fin salimos y llegamos a la escuela.

Le hice ver en el camino que realmente hemos gastado en ella 12 veces más que el objetivo que ella quiere. Y que lo que desea sólo es un lujo, que le toca a ella. Que nosotros (su papá y yo) preferimos darle otro tipo de lujos, como experiencias interesantes que podemos aprovechar en familia. Ella comprendió, me pidió disculpas y bajó contenta.

Todo estaba bien, hasta que llegué de regreso a casa y me doy cuenta que, el dinero se había quedado en la cocina. Debía regresar a la escuela para dárselo pues no traía nada de lonche.

Entones iba super enojada a la escuela y pensaba:

“Natalia debe hacerse responsable de las cosas que le importan”

Cuando dije esto, recordé “el consejo que doy al de enfrente, es el consejo que aplica para mí”. Digamos que la escena fue de tal forma que todo lo que le dije a ella, realmente era para mí el mensaje. Mi mente, molesta y llorando, decía: “voy a llegar a la casa le voy hacer una carta donde le escriba con letras mayúsculas RESPONSABILIDAD”.

Entonces voltié el pensamiento hacia mí y me repetí: “Ariadna debes hacerte mas responsable de las cosas que te importan” ¿Qué es lo que más me importaba en ese momento y que he batallado y sufrido en el camino? Pues ¡ser feliz! Al ver que aplicaba perfecto, comprendí que realmente mi super enojo no era con ella, sino conmigo. Ella sólo me estaba ayudando a ver lo irresponsable que he sido con mi felicidad.

Y entonces, lloraba más al darme cuenta que la palabra RESPONSABILIDAD, más bien era para mí. Estaba molesta por no hacerme responsable yo de mi estado de ánimo. En lugar de hacerme responsable y tomar la decisión de ser feliz, estaba esperando a que la vida me diera eso que tanto anhelo y que ha sido difícil y tortuoso para mí en la última semana. Tal como ella decía: “mamá es que siento que van a pasar como 2 mil años para por fin tener eso que tanto quiero”. Tal cual reflejando mi estado de ánimo.

Y yo le dije: Natalia tenemos que encontrar la manera de disfrutar más el camino hacia lograr nuestra meta. Y se lo dije porque justamente me di cuenta que a mí me estaba haciendo falta eso también.

También me percaté que mi enojo era por mi incapacidad de confiar en Dios. Porque eso le dije a ella en medio del alboroto. Le dije: “confía en tu mamá”.

Todo lo que sucedió con mi hija, me permitió tomar lo que era mío, y me sentí fuerte al decirme: Ari, ¡claro! No he sido responsable. Nomás culpo a esto que siento pero hasta cuando tomaré responsabilidad y decidiré ya ser feliz y punto.

Entonces mi lección matutina fue: Sé responsable y decide serlo. No hay más que esperar o hacer. El camino es la meta. Así que ¡a ser feliz y ya!

Y lo más bonito es que cuando me enojé, generé una fuerza inmensa en mí, que al emparejarlo con el deseo ardiente de hacerme responsable… uff me sentí viva otra vez, plena, y llena de energía para ser lo que quiera ser.

Así que, en resumen.

La vida siempre me da mensajes para decirme por donde está la solución.

Todo siempre está a mi favor. Aunque me enoje, si lo entendiendo, podré encontrar el regalo de amor que está detrás de cada persona o situación.

Por eso tan importante estar dispuesta a ver todo de otra manera.

-Ariadna Salazar León