Actividades para reforzar mi espiritualidad

En el blog anterior te comenté que la espiritualidad puede verse desde 3 visiones: dualista, subdualista y no dualista.

La primera es ver a Dios separado de mí. La segunda es saber que Dios está en mí, pero con esfuerzo consciente. Y la tercera simplemente él y yo somos uno, sea consciente o no.

La espiritualidad es parte esencial de mi vida. Cuando no la he tenido presente, mi ego (que es la falsa creencia de quien soy) trata de hacerse cargo y entonces sólo veo problemas.

Así que trato de introducir actividades que me permiten afianzar mi espiritualidad.

Lo que sí quiero decirte es que lo más hermoso es vivirlo desde el no dualismo, porque cuando vivo desde ahí, me siento en plena confianza de que ni siquiera necesito hacer algo, sino que, simplemente Yo Soy una con Dios todo el tiempo. Y en ese vivirlo, lo manifiesto.

¿Te imaginas caminar sabiendo que todo es perfecto, amoroso, abundante, que todo se arregla para ti y que no hay límites? Inténtalo y repítelo.

Mientras tanto te comparto algunas actividades que he llegado a realizar para reforzar mi espiritualidad:

  • Saludar todas las mañanas a mi creador
  • Entregar mi día a mi ser superior
  • Escribirle como me siento y mis dudas; mismas que comienzan a ser respondidas a través de pensamientos que me llegan de la nada.
  • Tengo claro que quiero, lo anoto y en el título le pongo: PETICIONES. Esa lista la hago sabiendo que Dios me lo brindará sin duda alguna. Sólo es esperar al momento para vivirlo. Pero lo hago cada mes, y lo reviso cada que se me va cumpliendo lo solicitado.
  • Cuando medito y ubico preocupaciones, las suelto sabiendo que hay una inteligencia superior a mí que sabe más que yo.
  • Confío en que cuando necesite responder, sabré la respuesta. Del tal forma que, dejo de preocuparme por saber cuál será la respuesta o decisión correcta. Me repito: cuando llegue el momento de tomar la decisión, sabré que hacer. Si hoy no sé, aún no es el momento y no hay prisa, todo a su tiempo.
  • Confío en que todo lo que sucede es por mi bien superior
  • Si hay algo que me quita la paz, pido corrección a Dios, de mis pensamientos erróneos.
  • Hago ejercicios de reconocer la divinidad que habita en mí.
  • Me recuerdo que no importa que sienta, está bien, siempre todo está bien. Que yo no soy la que está a cargo, sino Dios. Que de mi sólo se necesita mi disposición a ser ayudada y amada.

El valor básico para vivir una espiritualidad plena es: la fe.

Fe es saber que realmente Dios es todo poderoso, creador del cielo y de la tierra. De todo lo visible e invisible. Así como esa oración católica que me enseñaron.

  • Fe en el amor que me tiene, no importa que haga, piense o diga. Dios me ama simplemente porque para él no hay tiempo, más que el eterno presente. Por lo tanto, no existe la culpa. Cada instante es nuevo y así me ve. Con amor e inocencia.
  • Fe en que sabe más que yo, por mil millones. Y por ende, nada es casualidad. Todo es super planeado. Y cero hay que juzgar.
  • Fe de que cada que entrego pensamientos erróneos, realmente hay una corrección en mi, descansando totalmente en esto.

Vivimos en base a creencias.

Lo que crees, creas.

Si lo crees, lo experimentas.

Todos tenemos creencias.

La calidad de tus creencias define la calidad de tu vida.

Las creencias son sólo ideas qué al haberlas pensado por tanto tiempo, o a través de varias personas, terminan siendo vividas como reales.

Pero las creencias son como la plastilina. Se moldean a nuestro antojo.

¿Realmente estoy viviendo esta experiencia?

Mis sentidos me dicen que si, por lo que tengo fe en los sentidos.

Pero si después descubro que mis sentidos no necesariamente me dicen la verdad. Mis sentidos me dicen que estoy separada de la vida, pero ya hemos platicado que eso realmente no es posible. Entonces, ¿Qué esta vida? ¿Una ilusión donde puedo creer lo que quiera?

Si pero dentro de un marco mental llamado Dios.

Dios es lo que sostiene todo.

Es la mente con la que pensamos, y con la que se crea toda esta experiencia.

Es el blanco donde pintamos con nuestra imaginación, todo lo que se nos ocurra.

Así que, así como crees que mañana saldrá el sol, confía y cree en que existe un ser superior que te guía y te ama.

Ábrete a esta experiencia y verás como comenzarás a experimentarla.

Pero debes querer vivir la experiencia de Dios en tu vida.

Dios es la vida. La vida eres tú. Conócete y corrobóralo.

Pregunta y espera a ser respondido.

Recuerda que todo lo que ves es a ti mismo. Todo lo que experimentas está en tu mente y no hay excepciones a este principio.

Interésate más por descubrir esa presencia que está en todas partes al mismo tiempo, incluyéndote a ti.

Con mucho cariño, Ariadna Salazar León