Otras estrategias para sentirme bien

Hay momentos en los que mis emociones no mejoran a pesar de los pensamientos de paz que me digo. Y cuando eso sucede, uso otros mecanismos como:

  1. El perdón
  2. Corrección de mis pensamientos por parte de mi ser superior
  3. La meditación en silencio sepulcral

Como saben, todas mis emociones negativas vienen de los pensamientos que decido sostener, apegarme o creer. Es porque creo que algo puede lastimarme, que me lastima. Pero realmente no hay ningún pensamiento “malo”. El valor siempre se lo asigno yo, con base a mi historia y creencias inconscientes.

Como soy yo, quien asigna el significado a todo, hacer un profundo acto de perdón, por andar asignando significados que no son, es un camino de gran conciencia que me permite llegar a la paz.

Pues en este acto de perdón, reconozco que nada puede hacerme sentir mal, sino sólo las creencias que yo sola elegí sostener.

Llorando, muchas veces me he encontrado diciendo así:

Me perdono por pensar que necesito a alguien para ser feliz.

Me perdono por creer que la persona de enfrente asigna el valor a mi persona

Me perdono por ver algo que no está aquí en el presente

Me perdono por elegir ver conflicto en lugar de paz

Y así.. lloro y lloro.. Hasta encontrar un descanso.

Hay ocasiones donde, a pesar de que me perdono, aun así sigo trabada en la emoción negativa. Y cuando eso me ocurre elijo utilizar la segunda estrategia: pedirle a mi ser superior que me ayude a corregir todas las creencias que me lastiman, y que no veo la forma de cómo dejar de creer en ellas (dado que yo las inventé). Que me ayude pues, a corregir.

Ahí puedo compartirles escenas difíciles donde sólo me acuesto en modo feto, me abrazo y digo:

Diosito, no sé porque me siento así de mal pero te entrego todos mis pensamientos para que los corrijas y me los regreses llenos de amor y paz.

En mi mente como llegan los pensamientos dolorosos, pero en lugar de recibirlos yo, primero llegan a mi ser superior, quien se pone como intermediario. De tal forma que primero llegan los pensamientos a él y luego, ya limpios me llegan a mí.

Todos estos procesos son porque decido escucharme, verme y sentirme. En un acto consciente donde sé que todo lo que me sucede es fruto de mi interior. Y que si algo no me gusta afuera, el único lugar donde puedo corregir, es en mi interior.

Si veo algo doloroso afuera, significa que realmente está en mí. Entonces decido verme porque sólo así puedo sanar. Mi conciencia es luz. Si presto atención a esas partes de mí, las ilumino. Nada más que si he vivido situaciones donde no quiero ni ver que traigo. Me da tanto miedo verme, que ahí recurro a ésta 2nda estrategia donde entrego mis emociones y pensamientos.

Porque, si algo me duele, pero le saco la vuelta, siempre lo traeré ahí y lo que sucederá es que estaré viendo afuera, lo que traigo adentro.

He aprendido que la única manera en la que dejo de repetir situaciones, es entrándole a la herida que está generando las situaciones.

Mi ser genera la situación para que vea la herida y tome acción de iluminarla, sanarla y darme cuenta que realmente ya soy todo y tengo todo. Y que sólo es un recuerdo inconsciente lo que me está lastimando.

Por último les platicaré de la 3era estrategia. Esta la utilizo cuando no estoy tan en shock, sino simplemente como mantenimiento de mi emoción positiva. Limpiando cualquier impresión de pensamientos en la mente. Al limpiarlo, sólo queda silencio y paz.

Para que exista una batalla necesitamos 2. Por eso la separación es el origen de los problemas. Cuando te das cuenta que en realidad no existe la separación, todo conflicto termina.

El pensamiento genera separación. El silencio une todo, porque es la base de todo.

Por lo tanto, el camino corto para sentirme plena, siempre será aquel donde logre callar mi mente.

El reto es que nadie puede callar la mente. El cerebro está hecho para pensar, de la misma forma que el corazón está hecho para bombear sangre.

Los pensamientos aparecerán y si tú te resistes y quieres que no aparezcan, empeoras el asunto porque le das realidad y tu atención. Como dicen: aquello a lo que te resistes, persiste.

¿Cuál es el remedio entonces?

Es aceptarlos.

Abrazar a tus villanos y héroes al mismo tiempo: logrando una integración.

Hay ciertos ejercicios de respiración que destantean a la mente, y generan silencio; pero al poco tiempo, los pensamientos regresan otra vez.

Lo ideal es que me vuelva observadora de los pensamientos. Sin juicio ni participación. Sólo observadora. Cuando haces eso, la atención se vuelca hacia la conciencia y como no hay nada, se genera silencio.

Somos silencio.

Sin pensamiento, no hay conflicto. Y con aceptación, tampoco.

Cuando decides sentir tu emoción simplemente observándola, ocurre lo mismo. Observas la energía o los pensamientos y de repente la atención está sobre la conciencia y genera silencio. Desapareces. No sabes que pasó que cuando regresas ya pasó x tiempo.

En la medida en que practico ser observadora de mis pensamientos, todo conflicto deja de existir. En la misma medida en la que yo acepto todos mis pensamientos, estos dejan de tener conflicto en mí.

¿Por qué aceptaría todos mis pensamientos? Porque sé que no significan nada. Que la vida sólo está ocurriendo. Que no es nada personal, el que pasen pensamientos por mi mente. Sino que simplemente sucede y ya. Sin apego a ellos, los acepto como parte de la naturaleza humana y ya.

Al solo observarlos y observarlos sin juicio; llega un momento donde cada vez hay menos. Y cada vez más dicha se siente. Porque estás más presente. Sin juicio. Sólo apreciando todo lo que es.

Esto lo he comprobado cuando voy a mis retiros de 4 días de meditación y silencio.

Dejo que la  mente parlotee y haga lo que desee. Yo solo observo y observo. Entonces como nubes en el cielo, comienzan a desaparecer. Sin que yo hubiera hecho algo, simplemente mis espacios de paz son mayores.

No por la existencia o no de pensamientos, sino porque me voy posicionando en lo que soy (conciencia y silencio), en lugar de seguir enganchada en lo que no soy (mis pensamientos).

Bueno, que ni siquiera son míos, porque simplemente llegan.

Happiness Program es un curso que imparte la asociación mundial llamada “El arte de vivir” con su fundador Sri Sri Ravi Shankar. Ahí aprendí técnicas de meditación que me permitieron resolver problemas que no les veía solución. Entre más pensaba, más me hundía.

Con el tiempo he aprendido que la mente genera los problemas, y querer solucionarlo desde ahí, es contraproducente.

Cuando digo que la mente genera los problemas, es porque creo que soy lo que pienso. Entonces entro en el juego de los pensamientos y ahí salgo perdiendo.

Por eso la técnica del perdón es, según el libro de Un curso de Milagros, lo único para lo que estoy aquí. Perdonarme por pensar que soy lo que pienso. Perdonarme por verme separada del todo. Perdonarme por asignar significados dolorosos, etc.

La aceptación.. el perdón.. la entrega son parte de las herramientas para llevar una vida con mayor felicidad y paz.

-Ariadna Salazar León