La congruencia en ser feliz

En el blog anterior te comentaba que la fórmula para manifestar lo que deseo es:

  1. Tener claro lo que quiero y
  2. Sentirme feliz y plena

Para que funcione debe existir CONGRUENCIA en cada punto y entre ambos.  Hoy toca platicar del punto 2.

Sobre la felicidad.

La única manera de encontrar congruencia entre tu sentir, pensar y actuar; es siendo consciente de que sólo existe una fuente de felicidad real y no está en este plano físico.

Si niego lo anterior, siempre estaré en incongruencia. Porque querré ser feliz, pero los medios que elijo estarán contradiciendo lo que quiero.

Digo que quiero ser feliz pero elijo pensar que algo físico, que es cambiante, irreal e inestable. Pienso que quiero ser feliz pero busco cosas físicas afuera porque creo que eso me lo dará. ¿Te das cuenta de la incongruencia?

Mientras crea que la felicidad viene de afuera, estaré condenada a repetir situaciones desagradables. Me comportaré como una necesitada, y nada llenará el vacío que siento. Estaré en una demencia total cada que pido que una ilusión me dé algo que no necesito.

Entonces hay dos caminos para ser feliz y plena:

  • El camino de la forma física: eligiendo la forma física como mi fuente de felicidad
  • El camino del ser: eligiendo mi ser, la vida o Dios como mi fuente.

Repito, el primero está bien, pero batallaré para manifestar, porque mi felicidad siempre estará inestable y con miles de altibajos. Y esto es así porque no hay nada en el mundo físico que sea permanente. Todo siempre acaba o cambia. De ahí que sólo sea una ilusión.

Lo único que permanece es mi ser, mi conciencia. Esa parte de mi que siempre está observando todo de forma silenciosa y amorosa.

Yo elijo donde ver: afuera o adentro de mi. Que para el caso es lo mismo. No hay afuera y adentro. Pero lo expreso así para entendernos mejor. Sin embargo, recuerda que afuera siempre refleja mi interior. Afuera sólo es un espejo que me permite conocer mi mundo de pensamientos conscientes e inconscientes.

El problema con embobarme con la proyección (con lo de afuera) es que se me olvida que yo soy la fuente, y luego estoy pidiéndole a la proyección que me felicidad. Algo que es imposible, porque sólo es una proyección de mí.

¿Quiero cambios afuera (en la película que está pasando frente a mi), entonces debo ir a la conciencia que lo está generando. Porque ahí está la fuente donde puedo modificar la ilusión que veo frente a mí.

Entonces, puedo elegir el camino  de la forma física, no hay problema, sólo no debo quejarme, si ya sé que no es ahí donde encontraré la verdadera plenitud. Y no me preocupa porque sé que lo seguiré eligiendo hasta que me canse. Y me rinda. Y regrese a mi.

O mejor puedo elegir el camino del ser, sentirme dichosa por tenerme y ser completa. Y desde ahí cambiar la película que veo frente a mis ojos. Pero la cambio no por necesidad, sino por hobbie. Porque entiendo que lo que quiero, ya está en mí.

Alguna vez escribí en mi pizarrón:

Soy feliz porque he aprendido a encontrar la felicad en todo lo que hago, en todo lo que soy, en todo lo que viene a mi vida y también en todo lo que se va. Encuentro la felicidad en cada persona, en cada circunstancia. Porque todo soy Yo. Todo es un reflejo de mi. Y porque Dios está en todo. Todos somos uno. Y esta unidad es mi mayor regalo y mi salvación.

Entonces es entender que la felicidad no está en una forma física específica, sino en todo lo que veo porque todo es reflejo de mi misma. He aquí la importancia de reconocerme como la fuente, para no perderme en la ilusión de la proyección que hace mi mente y que ven mis ojos.

La única manera de tener congruencia en ser feliz, es reconociendo que yo soy la fuente de dicha felicidad, y que no está en una forma física específica.

-Ariadna Salazar León