Retos personales

La principal razón por la que decidí compartir mis aprendizajes, es porque el día que lo hice me ayudó a ser mejor persona.

Lo hice porque pensé que ayudaría a otros, pero en realidad la que recibía esa ayuda, era yo misma. Y ésto es así porque teóricamente no hay otros, aunque en la práctica yo piense que sí. Realmente he aprendido que cada pensamiento que tengo, la única que se beneficia o perjudica, soy yo misma. Y que el mejor regalo no es el que viene de afuera, sino el que me doy yo a mi misma, con la elección consciente de pensamientos, o mejor aún, con el silencio que decido albergar en mi mente y corazón.

Cuando hay silencio en mi mente y corazón, permito que la vida tome mi lugar y entonces me muestra toda su magia y amor. Para llegar a ese silencio necesito darme el tiempo, y me lo doy porque sé que realmente el origen de todo lo que deseo, es mi presencia silenciosa y amorosa que actúa para mí.

El día de hoy quiero compartir los retos a los que me enfrento cada mañana al despertar. Y qué he hecho para salir del estado perdido.

Desde pequeña me han enseñado que la felicidad viene de afuera: de las personas, situaciones o cosas que tienes. Así que siempre fui muy dirigida a resultados para tener todo lo que anhelaba. El problema surge cuando por fin comencé a tener todo eso que alguna vez desee, y entonces conforme lo fui teniendo, sufrí una transformación de alegría a vacío. Antes me alegraba ver los resultados, fruto de mis conocimientos, pero después por alguna razón, no había resultado que me hiciera feliz.

Pude experimentar que detrás de cada cosa, persona o situaciones; no hay nada. Nada. Que eso que tanto quería, dura tan poco, que se convierte en nada. Y entonces mi mente comienza buscando otra cosa más en que entretenerse o darle sentido a mi vida. Y así. Una cosa tras otra y el resultado es el mismo.

Bueno, así me he encontrado al grado de pedirle a Dios, que por favor ya no me de todo lo que le pido (obviamente una locura decir esto). Es esa parte de mi, llamada ego, que no me permite valorar y apreciar todo lo que gracias a Dios soy y tengo.

Ahora descubro, que ese vacío que encuentro detrás de cada cosa que pido; tiene un sentido y es dejar de buscar afuera, para mejor regresar a los básicos.

Los básicos para mí son:

  • El tiempo no existe.
    • Cero esperar a que algo suceda para ser feliz.
    • Ya existe todo aquí y ahora.
    • Si no soy feliz ahora, es que mi mente está dormida o atorada en el pasado o futuro
  • Mi sentir viene de mí misma. De mi dialogo interno, de la historia que me cuento, de todo lo que “veo” e interpreto de ese aparente afuera.
    • Si mi atención está en algo que no quiero, mi sentir es decepción, tristeza, enojo o preocupación.
      • La mayoría de las veces debo reconocer que estoy viendo algo que no está aquí ahora. No sé qué estoy percibiendo, pero es una imagen inconsciente que estoy viendo inconscientemente, que está generando esa sensación de NO felicidad. Ahí entonces es cuando, me digo: Ari, ¡despierta! realmente no hay nada real para no ser feliz. Alrededor todo está bien, tienes todo, haces todo lo que quieres. ¿Cuál es el tema? Y aquí es cuando tomo el timón de la atención y giro hacia aquello qué si tengo, si puedo, si me gusta. Porque..
    • Si mi atención está en lo que quiero, en lo que me gusta: mi sentir es de tranquilidad, esperanza, dicha.

Entonces es tener muy claro que sí me gusta y que sí quiero. Y aunque hay días que veo cosas que no me gustan, recuerdo que no importa afuera; sino como interpreto ese aparente afuera en el presente; ya que eso determina mis emociones presentes y ellas son las semillas que generan situaciones.

Repito: lo que vivo internamente (emociones) viene de lo que estoy interpretando en el presente.

 Si hoy veo esperanza, me sentiré bien y generaré cosas buenas.

Entonces la manera en cómo he salido de esas emociones de desesperanza, aburrimiento y locura, es:

  • Teniendo claridad en lo que quiero experimentar (en la forma física)
  • Cuidando que mis acciones vayan acorde a eso que quiero
  • Promoviendo emociones positivas a través de mi fuerza de voluntad y de entregar todo pensamiento que nuble la verdad de que todo está bien.
  • Optando por crear un lema personal, que vaya conmigo a todos lados, y es: Amar y servir. Confiar, permitir y fluir. Todo lo anterior, con silencio en mi interior. 

Mi función, si quiero estar bien siempre, es observar dónde está mi atención y dirigirla siempre hacia aquello que quiero.

Cuidando el no dirigir la atención hacia la AUSENCIA de lo que quiero. Si nos sentimos mal es síntoma de que estamos viendo la ausencia de lo que queremos. Y entonces hay que corregir. 

Cuidando también que a veces estoy físicamente presente, pero mi mente no. Es decir, mi atención está en procesos mentales pasados o futuros; y entonces de ahí se determina mi atención y emoción. Estar pendiente de estos procesos mentales que surgen en automático, es mi responsabilidad.

Porque luego por estar dormida en el pensamiento, pienso que me siento mal por algo de afuera.

Quizás en primera instancia si reacciono a lo de afuera, pero después es mi responsabilidad el qué hacer con esa reacción. Como cuando dicen que el dolor sucede, pero el sufrimiento es opcional.

Si sufro ya es por juicio y porque mi atención está en una imagen mental inventada por mi. Una parte es reactiva al afuera. Y la otra es mi interpretación.

En el siguiente blog platicaré sobre el ámbito espiritual y su ayuda cuando no podemos manejar nuestras emociones.

-Ariadna Salazar León