Octavo conocimiento: La rendición

Para entender el 8vo conocimiento (la rendición), es importante dar un pequeño repaso acerca de qué es la voluntad. En el blog anterior hablamos acerca de ejemplos, pero hoy quisiera hacerte un breve resumen de la Voluntad, antes de pasar a la Rendición. Más adelante sabrás porqué.

La voluntad es:

  • Reconocer que existe un Todo superior. Porque el todo es mayor a la suma de las partes. Nosotros somos parte del Todo (o vida), contamos con sus cualidades, pero aún así es reconocer que existe una voluntad superior a la mía.
  • Reconocer que esa voluntad ve por mi, me ama y  me sostiene.
  • Reconocer que en el fondo la voluntad del todo es igual a mi voluntad, misma que se traduce en mi paz y bienestar.
  • Reconocer que aunque en lo físico, a veces suceden situaciones que pudieran generar confusión, ésta confusión existe porque nosotros la juzgamos desde nuestros recuerdos, pero que en realidad como es pasado, y no existe, no es la forma correcta de juzgar.
  • Reconocer que todo lo que sucede es por algo mejor y es perfecto. Nosotros lo elegimos consciente o no y sirve para conocernos o mejor dicho, recordar qué o quienes somos.

Hasta aquí es el resumen de que es la voluntad y si se fijan hablo en términos de un pensamiento basado en la unidad. Ahora toca describir como somos desde un sistema de pensamiento basado en la separación (mejor conocida como ego):

Cuando pensamos desde el ego:

  • Creemos que nosotros nos creamos a nosotros mismos
  • Que tenemos que conseguir las cosas que queremos desde nuestro esfuerzo individual
  • No nos sentimos parte de un todo. Si no que nos sentimos solos, no amados, necesitados y carentes. Por eso andamos pidiendo al de enfrente que nos ame o reconozca.
  • Nos aferramos a nuestros juicios, a nuestras formas, creyendo que sabemos más que el todo que sostiene todo y que está creando todo.
  • Creemos en lo que nos dice nuestra mente sin cuestionarla. Ejemplo:
    • Qué no podemos, que no tenemos, que hasta que pase algo en el futuro seremos felices.
  • Creemos en lo que muestran nuestros cinco sentidos: y por lo tanto que lo que vemos es lo único qué hay, y que sólo somos un cuerpo físico separado, con un nombre e historia que lo define.
  • Nuestras decisiones se basan sólo en la dimensión física y mental, creando una vida repetitiva; pues no comprendemos la lección detrás de cada situación, y por eso la repetimos (aunque sea diferente persona).
  • Renegamos de lo que ven nuestros ojos, y nos peleamos con los pensamientos que llegan a nuestra mente.

Así estamos cuando se nos olvida quienes somos: uno con la vida.

Una solución muy eficaz para salir del juego de la ilusión de separación, es que te rindas.

Por eso el día de hoy vamos hablar de éste concepto tan importante.

¿Rendirte de que?

De buscar algo que ya eres.

Todos los caminos que tomes para buscar la felicidad fuera de ti,  te llevarán a cansarte tarde o temprano. Porque la fuente de felicidad no es afuera. Está en ti.

Si sientes la necesidad de algo, es porque en el fondo te sientes carente, vacío o incompleto. Y esto es así porque nuestra mente nos dice:

  • no está eso que quieres,
  • o no eres eso que quieres.

Y al creerlo lo manifiestas. Manifiestas la carencia. Manifiestas tu sentir (creencias inconscientes).

Recuerda que “afuera” sólo refleja tu sentir, tus creencias. Y lo pongo entre comillas porque realmente ni siquiera hay un afuera.

Por eso si quieres algo diferente afuera; tu enfoque debe ser en cambiar tus creencias inconscientes mismas que podrás lograrlo a través de cambiar tu sentir.

La rendición aparece de forma natural cuando te cansas de estar viviendo lo mismo de siempre. Misma incomodidad una y otra vez. O cuando de plano las cosas van de mal en peor.

La rendición sucede ya cuando tocas fondo.

Cuando dices: ¡ya por favor que alguien me saque de esta situación que no comprendo! ¡Que no puedo salir sola”

Cuando admites que no sabes y no puedes tu sola:

Ahí es cuando te rindes a la vida y le dices:

Vida, yo ya no entendí.

Vida, ya me cansé.

Vida, ya estoy harta de repetir esto.

Vida, Help!!!

Entonces aquí decides entregar tus juicios, creencias, emociones, todo.

Te rindes a la vida.

Y es aquí cuando sucede la magia de la vida porque se lo permites. Le dejas el camino libre para que se exprese. Renuncias a tus formas y a tus tiempo, para entonces permitir los tiempos de la vida.

Hay una frase que me encanta del libro curso de milagros que dice:

“Hasta cuando hijo de Dios, hasta cuando!”

Mientras creas en la mente y en lo físico.. ahí te van a encontrar en lo mismo.

La rendición puede ser así en medio de un drama sin salida o puede ser una forma de vivir diario.

Que es la forma en cómo yo la practico.

Bueno en realidad me pasas de los dos tipos. Pero trato de rendirme antes de llevarme al fondo del hoyo. En cuanto veo que no me siento bien, ahí ya mejor me rindo. Antes de cabarle más al hoyo.

Diario estoy prestando más atención a mi sentir, que a lo que sucede afuera. Afuera sólo le echo un vistazo leve, nomás para ver la alineación que tengo con la vida. La vida es amor, paz, abundancia, felicidad y dicha.

Si afuera veo cosas hermosas, me aplaudo y digo: ¡Bien! Si voy bien en mi alineación.

Si veo afuera cosas que no me gustan, entonces dejo de verlas y regreso a mi centro para alinearme de mejor manera; es decir, para sentirme mejor.

Y esto lo hago así porque entiendo que afuera sólo es la pantalla donde reflejo mi sentir.

Y lo sé porque ya he vivido la experiencia de sentirme tan feliz, que todo afuera comienza a darse de forma natural y hermosa.

El tema es llegar a ese estado de plenitud en medio del ajetreo de la vida. Y más interesante aún, mantenerlo! 

Por ejemplo ayer intentando explicar el concepto de voluntad, me metí de lleno a mi papel de escritora y muchos pensamientos me llegaban, unos me decían de una forma, otros de otra; luego yo conectando con mi experiencia. Y bueno, fue una locura.

Pero terminando de escribir y grabar. Me sentí como ajetreada. Así que dije: PAUSA.

A ver. ¿Como estoy?

Y aquí comienza el camino a mi.

Detecté una chorcha de pensamientos. Loquísimos.

Me preguntaba cómo estoy y mi mente mandaba pensamientos de: estoy hasta la madre, cansada, no quiero hacer nada. Como una desesperación. Comencé a ver que todo estaba mal. Yo escribiendo en lugar de ponerme a trabajar.

Y bueno.. ¿que hice yo?

No juzgué.

Cómo ya ubico perfecto esos pensamientos pesimistas. Sólo los escuché. Me relajé mientras observaba todo el escándalo.

Y luego pasé a ver qué físicamente, todo estaba bien.

Que no había motivo real para sentirme así de escandalosa.

Y lo que hice fue acostarme un rato y soltar todo el estrés generado por mi mente.

Acepto mi estrés, mi chorcha mental. Y decido no hacer nada porque sé que si me resisto o peleo con lo que está pasando en mi mente, persiste y pierdo más La Paz.

Me queda claro que regresar a La Paz es mi único objetivo. Así que decido rendirme ante lo que siento y veo.

Rendición es soltar el control o el deseo de que sea diferente.

La rendición es abandonar tus deseos físicos. Reconociendo que la forma física no es el objetivo. El objetivo es mi dicha y felicidad. Y si la consigo, afuera comienza a llegar esa dicha en forma física.

Cuando te digo: La rendición es abandonar tus deseos físicos

Es una contradicción decirte esto porque se supone que te estoy enseñando a manifestar tus deseos. Entonces puede que te suene una locura. Y así es.

Es una locura.

Y es una contradicción, es correcto.

Yo he aprendido que cuando suelto todos mis deseos sobre metas físicas, cuando suelto el control, cuando dejo que las cosas simplemente sean como son, es cuando más felicidad he tenido. Y es cuando mi afuera comienza a reflejar ese estado de felicidad, llegando a mi, todo eso que había pedido en forma física.

La rendición implica confiar en que la vida sabe más que tu, confiar en que la vida te ama y que si tu te alineas a ella en ese amor y en esa paz, soltando tu control, entonces ella te responderá de la mejor manera posible.

Por eso recuerda que lo verdaderamente importante es sentirte bien y que.. lo que verdaderamente quieres, es la felicidad que ya eres.

Por eso la rendición implica soltar lo que te dice tu mente sobre ti: que no eres y que necesitas hacer algo para conseguirlo.

Cuando no es así. El tiempo no existe. Sólo puedes ser feliz en el presente. No en otro tiempo porque no hay otro tiempo. 

Dejemos las creencias de que tenemos que mejorar algo o hacer algo para ser mejores. El HACER viene después del Ser, y es lo menos importante.

Incluso muchas veces es mejor no hacer nada, y mejor permitir a la vida se revele ante ti. Te soprenderá si lo permites. Déjate consentir y amar.

Y mejor descubramos lo que ya somos.

Para recordar

Me rindo a la vida, porque sé que me ama y confío en sus tiempos y formas.

Mi único propósito es ser feliz y confiar en que todo pasa por algo mejor. Fluyo

El único momento para ser feliz, es aquí y ahora. ¡No hay mas! ¡No espero más!.

Me dejo sorprender. Suelto el control. Suelto mis juicios y creencias.

-Ariadna Salazar León