Mi ser interior

Después de leer a tantos autores y haber tenido varias experiencias, he concluido que la mejor forma de manifestar mis sueños es viviendo bajo la tutela de mi ser interior, brújula interna, emoción positiva o como queramos llamarle.

Es esa parte de mí que, a través de mi paz, me va guiando todo el tiempo, ya que es muy fácil perderme si me distraigo con todo lo que ven mis ojos.

Tengo dos blogs donde escribí la importancia de ser como el señor del circo que va de un lugar a otro, a través de una cuerda floja: siempre atento a su sentir para no caerse.

De igual forma yo debo ser así: siempre atenta a mi sentir, para no perderme.

Aquí quiero volver a comentarlo porque es muy fácil perderme en un mundo de autores, acciones, actividades, personas que me están diciendo todo el tiempo el cómo debo ser o actuar.

Y yo digo: no.

No hay recetas únicas para encontrarme. Cada uno tenemos nuestro camino, mismo que es trazado por la guía interna que cada uno posee.

Nos ayudamos a recordar entre nosotros, pero en sí, cada uno posee su propia brújula.

Este espacio interno (brújula interna, ser interior o como gustes llamarle) tiene demasiados beneficios, por los cuales es super importante dedicar tiempo para descubrirlo. Aquí te van los que yo he descubierto:

  1. Mi ser interior sabe perfectamente quien soy.
    1. Cada que yo pienso de una manera donde mi ser interior no está de acuerdo, yo me siento mal o triste. Por ejemplo, si me digo tonta, pobre, inútil, fea, etc.. yo me siento mal porque realmente mi ser interior ve la verdad sobre mí y me dice: “eso que piensas es un error de percepción”.
    1. En cambio, cada que yo pienso algo y mi ser superior está de acuerdo, me lleno de felicidad.
  2. Mi ser interior sabe todo lo que deseo, no necesito decírselo o repetírselo. Entiende perfecto que busco y que quiero.
  3. Mi ser superior sabe el camino más rápido y fácil para llegar a eso que deseo.
  4. Mi ser superior tiene la visión completa de todo.

Esa parte interior de mí, que aquí denomino ser interior, va conmigo a todos lados.

Y si bien, he dicho que no hay exterior o interior, aquí lo importante es enfocarme en esa parte que no sufre cambios, ya que eso, es lo único real.

En esta experiencia puedo separar a la ilusión de la verdad a través de someterlo a una prueba: Si cambia es una ilusión. Si no cambia, es real.

Aquí lo importante es aprender a enfocarme en aquello que es real. Si yo baso mi seguridad y felicidad en lo que cambia (lo ilusorio), sólo me meto en problemas. En cambio, si baso mi seguridad en lo que nunca cambia, no tendré duda ni temor nunca.

¿Qué puede darme miedo si mi base es segura, eterna, amorosa, sin cambio, siempre ahí?

Nada.

Si yo vivo desde ahí, siempre me siento completa, confiada y amada.

No importa si mis ojos ven un mundo cambiante, da igual si sé, que es una ilusión. Una ilusión porque cambia y cambia constantemente.

Recuerdo la primera vez que se me planteó esta idea, acerca de que todo lo que cambia era una ilusión. Recuerdo que pensé: ¿en serio? Está muy limitada esa creencia. ¿Cómo va a ser una ilusión? Esta muy raro. No la entiendo.

Ahora que ha pasado tiempo puedo decirte que sigo sin entenderla pero le entienda o no, he preferido irme a ese espacio en mí, donde veo que nada cambia, que todo es paz, amor y seguridad.

Sigo sin entender la ilusión, pero elijo confiar en mi guía interna, en lugar de todo lo externo que me confunde, me genera conflicto, apegos, ruido, estrés.

He vivido desde afuera y he vivido desde mi ser interior.

Que nuevamente recalco: afuera y adentro es lo mismo. De hecho mis pensamientos y emociones podrían clasificarse como mundo interno. Pero ¿Cuál es la diferencia entre mi ser interior y el mundo interno de pensamientos y emociones?

Nuevamente aplicamos la regla: si cambia no es real. Si no cambia, es real.

Como mis pensamientos y emociones están cambiando todo el tiempo, también decidí dejar de apegarme a ellos.

¿Qué pasaba si me apegaba? Sufría otra vez. Si porque tanto si eran calificados como buenos o como malos. Era estar penduleando.

He descubierto que es mejor enfocarme en mi ser interior. Si tener un pensamiento o tener una situación me da paz, es por ahí. Ese es mi camino.

Cero dudas.

Las dudas vienen de una mente dividida. Pero esa división es una ilusión también. No hay separación, mas que en la ilusión. Y es gracias a la ilusión de espacio, que existe el tiempo y esta experiencia tal como es.

Sí. Aquí estoy finalmente en esta experiencia aparentemente de cosas separadas en un aparente espacio y tiempo. Si, sí, sí. Sufriendo cambios, sí. Y está bien. Pero el tema es ¿cómo quiero vivir esta experiencia?

Desde el olvido, desde el apego, desde la ilusión. O desde la conciencia y la seguridad.

¿Cómo vivo con seguridad en una experiencia donde todo está cambiando?

  1. Reconociendo la ilusión. Al reconocerla pierdes el miedo.
  2. Permitiendo el fluir. Pensamientos, emociones, situaciones, personas.. Como el mar.. va y viene. Como el sol, va y viene. Como mi latir del corazón, va y viene. Todo se mueve. Eso es el flujo de energía en movimiento por mi cuerpo, por mis venas, por el mundo. Todo eso, lo permito. Lo veo desde el amor.
    1. NO me pongo a pelear, condenar, juzgar, ni analizar. Porque si lo hago, no llego a nada, me pierdo y termino en el torbellino, donde claro que me duele, lloro, peleo, reniego. Pero luego vuelvo a recordar que es parte de la ilusión. Y por lo tanto dejo de resistirlo, de pelearlo.
    1. Simplemente me entrego a ese movimiento, en una paz y amor que… no importa el torbellino, no importa nada, me dejo ir, me entrego al flujo, y me difumino con el evento.
  3. Cuando me unifico con lo que veo y siento. Deja de existir separación y por lo tanto también deja de existir conflicto.
  4. A esto le llamo: entrega.

Es de los ejercicios que he estado practicando.

Justo esta mañana me desperté y después de bañarme sentí unos piquetes en mis piernas de comezón.

Ya me ha pasado antes. No tengo nada, sino simplemente me da comezón.

No tiene que ver con el clima, ni con nada externo. Aún así el remedio que antes hacía era pegarme, ponerme lo caliente de la secadora del pelo, rascarme hasta lastimar la piel, ponerme alcohol, o incluso hace unos años: alcohol con mariguana.

Hoy que me levanté y la sentí, pensé: mi cuerpo es neutro. Mi cuerpo refleja mis pensamientos. Algo traigo que no sé que es, pero mi cuerpo me lo está gritando. Me cambio y ya me voy a meditar.

Y así lo hice.

Me senté a meditar y era una ansiedad de rascarme, una desesperación que por más que quería concentrarme, no podía. Me levanté, me puse más crema, me cambié de pants, me acosté en el sillón. Bueno, no hallaba la paz.

Hasta que por fin después de tantos intentos por sentarme a meditar y encontrar mi paz; logré permanecer sentada repitiéndome: espíritu santo, te entrego todo este grupo de pensamientos que está ocasionando mi comezón. Te entrego todos mis pensamientos de estrés.

¡Ah! Porque en una de esas que intenté sentarme se me vino la idea de buscar en internet el significado emocional de la comezón en la piel y encontré que era puro estrés.

¿Cuál estrés? Me pregunté yo: “si yo estoy bien. Según yo ayer decidí algo muy bueno para mí que me llenó de paz. ¿Cuál es el problema? No sé, pero bueno. Escuchemos pues a mi cuerpo”

Y después de repetirme: espíritu santo te entrego todo esto que siento, todos los pensamientos que generan esto, todas mis creencias, mi cuerpo entero con toda la fe y confianza te lo entrego para tu corrección.

Sólo así, perdiéndome en ese ser superior, entregándome a ese ser superior. Fue que logré encontrar mi paz y por fin dejar de sentir la comezón.

En la meditación de ayer (que cada mañana hago en silencio sepulcral) ya había cachado que mi mente traía mucho parloteo. Mucho andar pensando en quien sabe qué. Pero bueno, hoy que amanecí con esto, ya por fin pude regresar a mi paz.

Dejé de pelearme con lo que estaba pasando.

Dejé de callar mi cuerpo con remedios externos, para mejor escucharlo y entregarlo.

Cuando entrego me uno a ese ser superior. Dejo de pelear.

Desde la unidad con quien me creó es donde encuentro la paz y seguridad.

El libro de Un curso de Milagros dice:

Una mente separada o dividida o separada está confundida.

Se siente incierta acerca de lo que es.

Y está en conflicto puesto que está en desacuerdo consigo misma.

Sus aspectos los siente extraños entre sí.

Esta es la esencia de la condición propensa al miedo, en la que el ataque siempre tiene cabida.

Tal como me percibo tengo todas las razones del mundo para sentirme atemorizada. Hasta que me de cuenta que, yo no me hice o fabriqué a mi misma, e incluso que ni siquiera hubiera podido hacerlo.

Por eso no me queda de otra más que optar por sanar la separación teniendo esa certeza de que soy una con ese ser que me creó.

-Ariadna Salazar León